lunes, marzo 23, 2020

Barcelona: primera semana de confinamiento




Vemos aquì una foto de Barcelona. Corresponde a una parte del Eixample de la ciudad, zona normalmente muy transitada porque está a medio camino entre Plaza Espanya y la Estación de Sants, lugar de llegada y salida de trenes regionales, de cercanías, largas distancia. También lugar de intercambio de buses urbanos e interurbanos. El movimiento es nulo. O también se puede decir que el no-movimiento es casi total. Las palomas pueden cruzar la avenida Tarragona en plena hora punta, volando a una altura de no mucho más de metro o metro y medio sin esquivar a nada ni a nadie. 

La foto corresponde al día en que se debería de haber jugado el partido de vuelta de la Champions entre el Barça y el Napoli, el miércoles 18 de marzo. Pero aún a hoy parece que estamos viviendo dentro de una de esas películas de zombies -por ahora sin zombies, por suerte-. Así, sentimos que somos protagonistas de una ciudad sin gente y sin coches, sin ruidos. Resultan muy antiguos los titulares de algunos periódicos deportivos, que los días 10 y 11 de marzo todavía especulaban con que este partido se iba a jugar a puertas cerradas. Nunca más cierto que no hay nada más viejo que el diario del día de ayer.

Cuando saqué la foto, estaba solo yo en la calle. Constancia importante, porque con cierta regularidad por Tarragona pasan coches de la Guardia Urbana  y de los Mossos d'Esquadra (cuerpos de policía municipal y autonómica), indicando por altoparlantes que la población tiene obligación de cumplir con el confinamiento. Únicamente se puede salir para realizar compras de primera necesidad: alimentos, medicamentos. Y para tirar la basura. Los recorridos más largos deben estar debidamente justificados, porque también se para a la gente para preguntar qué están haciendo, bajo riesgo de multa o de detención. Incluso pasear la mascota también se tiene que realizar en un tiempo corto muy determinado, lo que tarde el animal en hacer sus necesidades y de vuelta a casa. Algunos recordatorios de la polícia suelen terminar con esta frase. Y al decir mascota, queremos decir perro, porque también hubo quien quiso salir con una oveja, y hasta con un perro de felpa, pero no colaron.

La ciudad ha pasado abruptamente a cambiar su ritmo de vida. Desaparecieron los turistas. El teletrabajo ha crecido exponencialmente. En estos días, la única interacción social importante se da por las noches, cuando los y las vecinas se asoman a las ventanas y balcones. El día del discurso del Rey para hacer una sonora cacerolada de repudio contra la monarquía, muy parecido a aquella que se vió en la Argentina del 2001 que reclamaba que todos se vayan. Y además, a las 20 h de cada día, cuando hay aplausos y gritos de apoyo al personal sanitario, en su incansable lucha contra el coronavirus.

No sabemos aún cuándo se hará ese partido definitorio de quienes jugarán los Cuartos de la Champions. Pero nosotros, seguiremos en contacto con estas pequeñas y extrañas postales. Los esperamos.


lunes, marzo 09, 2020

El VAR salvo al Barça. Pero no a Bartomeu





Sábado, 7 de marzo, Camp Nou. En un sábado luminoso se enfrentaron dos equipos que venían de realidades diferentes. La Real Sociedad, eufórica, esperando para jugar en pocos días más la final de la Copa del Rey, y el Barcelona Fútbol Club, desanimado, que buscaba su recuperación deportiva post clásico, en el marco de una crisis institucional importante.

En lo futbolístico el Barça fue otra vez anodino, muy previsible, jugando con toques intrascendentes -e incluso en algunos pasajes del partido- mostrándose muy vulnerable. No sufrió una marca asfixiante por parte de la Real, pero sin embargo, tanto Messi como los otros diez transmitían la sensación de estar atrapados en su propia incapacidad para generar un fútbol de calidad; o al menos divertido. Sólo dejaron ver algunas jugadas aisladas. Y por eso pasó lo impensable: Rakitic fue silbado.

Uno de los pocos jugadores que se ganó el apoyo de la afición fue la nueva adquisición, el danés Martin Braithwaite. Y más que por la calidad de su juego, fue fundamentalmente por el entusiasmo y las ganas que puso en cada jugada.

Un aspecto que generaba interés y expectativa en los asistentes al encuentro se vinculaba con la reacción de los culés presentes en el campo hacia el Presidente Bartomeu. La  respuesta fue casi calcada a la de hace dos semanas, en el partido contra el Eibar.  Pocos segundos antes del inicio del partido aparecieron los pañuelos y los cánticos de "Bartomeu dimissió". El adverbio "casi" debe agregarse porque en esta ocasión también hubo una fuerte silbatina. Lo que no quedaba claro era si los silbidos expresaban reprobación al Presidente, o bien reprobación a quienes reprobaban al Presidente.

Ganar con un gol de penal gracias al VAR no tranquilizó la situación. Al final del partido volvieron los gritos de "Dimissió!" mostrando que la crisis institucional está más que abierta. Además todo indica que habrán muchos más capítulos de esta novela. Porque esto no está pasando en un club cualquiera, sino en uno muy particular. Tal como lo describe el periodista Ramon Miravitllas"En una era de esplendor global y capacidad de atracción sin precedentes, el Barça concita como nunca las apetencias de poderes políticos, financieros, sociales y culturales, que se valen de los medios más variados para controlarlo o influir en él. Un presupuesto de 500 millones, más de 150.000 socios, 350 millones de aficionados en todo el mundo, 50 millones en las redes sociales, una asistencia media de 76.000 aficionados. ¿Qué partido político puede decir lo mismo?¿Quién puede resistirse a ese oscuro objeto de deseo?"(1)


(1) Del libro "La función política del Barça", de Ramón Miravitllas. Pag. 7. Año 2013