lunes, marzo 09, 2020

El VAR salvo al Barça. Pero no a Bartomeu





Sábado, 7 de marzo, Camp Nou. En un sábado luminoso se enfrentaron dos equipos que venían de realidades diferentes. La Real Sociedad, eufórica, esperando para jugar en pocos días más la final de la Copa del Rey, y el Barcelona Fútbol Club, desanimado, que buscaba su recuperación deportiva post clásico, en el marco de una crisis institucional importante.

En lo futbolístico el Barça fue otra vez anodino, muy previsible, jugando con toques intrascendentes -e incluso en algunos pasajes del partido- mostrándose muy vulnerable. No sufrió una marca asfixiante por parte de la Real, pero sin embargo, tanto Messi como los otros diez transmitían la sensación de estar atrapados en su propia incapacidad para generar un fútbol de calidad; o al menos divertido. Sólo dejaron ver algunas jugadas aisladas. Y por eso pasó lo impensable: Rakitic fue silbado.

Uno de los pocos jugadores que se ganó el apoyo de la afición fue la nueva adquisición, el danés Martin Braithwaite. Y más que por la calidad de su juego, fue fundamentalmente por el entusiasmo y las ganas que puso en cada jugada.

Un aspecto que generaba interés y expectativa en los asistentes al encuentro se vinculaba con la reacción de los culés presentes en el campo hacia el Presidente Bartomeu. La  respuesta fue casi calcada a la de hace dos semanas, en el partido contra el Eibar.  Pocos segundos antes del inicio del partido aparecieron los pañuelos y los cánticos de "Bartomeu dimissió". El adverbio "casi" debe agregarse porque en esta ocasión también hubo una fuerte silbatina. Lo que no quedaba claro era si los silbidos expresaban reprobación al Presidente, o bien reprobación a quienes reprobaban al Presidente.

Ganar con un gol de penal gracias al VAR no tranquilizó la situación. Al final del partido volvieron los gritos de "Dimissió!" mostrando que la crisis institucional está más que abierta. Además todo indica que habrán muchos más capítulos de esta novela. Porque esto no está pasando en un club cualquiera, sino en uno muy particular. Tal como lo describe el periodista Ramon Miravitllas"En una era de esplendor global y capacidad de atracción sin precedentes, el Barça concita como nunca las apetencias de poderes políticos, financieros, sociales y culturales, que se valen de los medios más variados para controlarlo o influir en él. Un presupuesto de 500 millones, más de 150.000 socios, 350 millones de aficionados en todo el mundo, 50 millones en las redes sociales, una asistencia media de 76.000 aficionados. ¿Qué partido político puede decir lo mismo?¿Quién puede resistirse a ese oscuro objeto de deseo?"(1)


(1) Del libro "La función política del Barça", de Ramón Miravitllas. Pag. 7. Año 2013



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